viernes, 16 de julio de 2010

Ya no hay cómo pescar en el Teaone

DIARIO EL COMERCIO
Redacción Esmeraldas
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Esmeraldas | viernes 16/07/2010 Los recuerdos de un río caudaloso y limpio de Luisa Estupiñán se remontan a sus 16 años de edad. Hoy tiene 45. Nació y aún vive en La Propicia 1, un barrio ubicado en la ribera del río Teaone, en la ciudad de Esmeraldas.

Ese afluente fue contaminado este 10 de julio por el derrame de 1300 barriles de combustible proveniente de la Refinería Estatal Esmeraldas.
Estupiñán y sus vecinos aseguran que no les sorprendió ver petróleo en el río, pero sí les preocupa la salud de sus familias, que por necesidad y costumbre siempre han utilizado esas aguas.

“Con muchachos de mi edad, pasábamos horas metidos en el río, de niños nos bañábamos en esas aguas claras. Esa fue nuestra distracción, especialmente, después de salir de la escuela”.

A ella le apena que su hijo, de 12 años, no lo pueda disfrutar. El uso del agua del Teaone le ha causado irritaciones en la piel. También recuerda que con su madre bajaban al río para lavar ropa y llenaban baldes del agua que les servía para cocinar y lavar los platos cuando faltaba la potable.

“El derrame de ahora, para nosotros, es uno más”, dice con gestos de hostigamiento Edi García. Es un padre de familia que sostiene su hogar entre las actividades de pesca y albañilería.

Dice que está acostumbrado a ver manchas aceitosas, espuma y otros químicos que bajan por el río y con frecuencia cambia el color del agua. García también vive en La Propicia y desde el domingo anterior es uno de los 25 jóvenes que limpia el río con sus manos, solo protegidas con guantes.

Una compañía contratista de la Refinería Esmeraldas los contactó para que retiraran el petróleo derramado. El pago ofrecido es de USD 10 por día.

García dice que actualmente está dispuesto a hacer cualquier actividad porque no tiene trabajo. La contaminación del río Teaone ha ido acabando con una de sus fuentes de alimentación y eventuales ingresos: la pesca.

“Ya no hay bagre, lisa ni los camarones que cogíamos hasta hace unos 10 años, aquí mismo donde estoy parado ahora, que es la desembocadura del río”.

Alipio Cheme, quien vive 1 kilómetro más arriba, dice que la contaminación en su zona no solo es en el agua sino en el aire y el suelo. Y asocia el deterioro de sus árboles de mango y guayaba, la infertilidad del suelo y hasta sus dolores de cabeza por la contaminación provocada por el petróleo.

Ese mal en Esmeraldas está presente desde 1974, cuando comenzó a funcionar la Refinería, con una capacidad para procesar 110 000 barriles por día. Se registra que han ocurrido seis derrames de consideración en los últimos dos años.

“A nosotros, la gente pobre, nada bueno nos ha traído esta refinería, solo desastres”.

En un barrio más próximo a las instalaciones de la Refinería, La Propicia 4, vive Liliana Valencia.

Es joven y por eso dice ha disfrutado poco del río Teaone, que lo tiene a pocos pasos de su casa. “Hasta hace unos dos años me bañaba a veces, pero dejé de hacerlo porque me daba comezón en la piel. Hasta me dolía la barriga”.

En ese sector, el olor a combustible es insoportable. En ello coinciden los vecinos de los barrios Codesa, Los Mangos y
La Propicia 2, que viven en las riberas. 1 000 familias están asentadas en las orillas de este río.

Los derrames de petróleo más importantes que se han producido en el río

26 de febrero de 1998
El derrame de gasolina desde las tuberías del poliducto ocasionó el más grande incendio ocurrido en la ciudad Esmeraldas. Hubo nueve muertos y 104 damnificados.

16 de noviembre 2009
Hubo una contaminación con hidrocarburos del área de llenado del área de Gas Licuado de Petróleo de Petrocomercial.

6 de febrero del 2010
Se produjo una fuga de aceites desde la Refinería de Esmeraldas. No se tomaron acciones ni remediación, y el combustible bajó por el río. Eso afectó a las poblaciones que viven en las riberas del Teaone.

31 de marzo del 2010
Una descarga de subproductos de petróleo, considerados livianos, fueron a parar al río Teaone. Esto ocurrió por la saturación de los colectores que recogen los residuos que salen de la refinería.

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