miércoles, 23 de septiembre de 2009

¿Y la cultura en los pueblos?


Los pueblos se levantan. Los grupos políticos protestan. La gente está inconforme. Ciudadanos inconformes con las instituciones y quienes las dirigen, inconformes con sus gobernantes y con las condiciones de vida.
Ocurre en rincones de nuestra Patria. Ocurre en un pueblito de pescadores. Es un lugar cálido, de casas rudimentarias, del cementerio en la playa, del mar que por las noches los arrulla y a veces los amenaza.
Es el pueblito de las ostras, del langostino, el de calles que cubren de polvo los pies descalzos de las decenas de niños que juegan a la pelota y de sus padres que las transitan.
En Camarones, todos saben lo que es enfrentarse a las olas y lo que es sobrevivir día tras día entre el cielo y el mar para llevar comida a la casa. Lo sabe Alfredo Green, de 60 años de edad, que ama su vida de pescador como ama a su familia. Lo sabe su hijo de 16 años que, muy pronto, se irá a la ciudad, a la capital, para aprender algo más. El joven quiere estudiar en la universidad y aprender a conducir.
Los pobladores de Camarones han sobrevivido por décadas conformes con que no les falte el plátano verde porque con el pescado ya se prepara el delicioso tapao. Han escuchado promesas y más promesas de cambio, les san hablado de obras, de proyectos, de una mejor vida.
Pero en realidad les han negado sus derechos. Aun no tienen alcantarillado, el agua – que no es potable- es escasa, la energía eléctrica por semanas consecutivas no les llega. En una escuela y un colegio se resume su educación.
Alfredo Green y su hijo sueñan con una obra de teatro en su pueblo que les cuente realidades cotidianas, sueñan con una película que les hable de la historia y con un taller que les enseñe a defender sus derechos y a ser ciudadanos participativos. El pescador, altivo, reflexivo, ambicioso, cree que lo que les ha hecho mucha falta es la enseñanza cultural.
Por ello siente pena cuando un grupo de “señores” armados con machetes y garrotes se lanzan contra la Junta Parroquial, insultan y amenazan en nombre del pueblo; en nombre de las madres que a esa misma hora lavan los uniformes escolares de sus hijos, de los hombres que justo en ese momento calientan sus manos en el fogón luego de la jornada de pesca.
Le duele que sean las armas y no el conocimiento lo que mueva a los seres humanos. Le duele el dolor profundo de los engañados que ahora reaccionan por las injusticias acumuladas. Le duele que mientras se disputan los cargos políticos nadie saca a los pueblos de la ignorancia.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

martes, 8 de septiembre de 2009

Diosa negra



En las calles, vestida con jeans, camiseta y calzado deportivo no es reconocida. Eliana Quintero entrega hojas volantes en la principal avenida de Esmeraldas y les dice a quienes las reciben que se trata de una campaña contra la discriminación y la auto-discriminación.
Al final de los mensajes que ha escrito, junto a su fotografía firma la Miss Atlántico, la “Diosa negra” según tituló la revista Vistazo el artículo que hace un año publicó sobre esta esmeraldeña de rostro y cuerpo perfectos, reconocida así en el Concurso Miss Ecuador 2008.
Entonces Eliana ya hablaba de “vencer nuestras propias barreras” de “exigirse más a sí mismo” “ya basta de excluirnos”, decía. Y ahora ve en el contacto directo con la gente -con su gente- la oportunidad para ser escuchada.
No muestra interés en ser reconocida como reina. Lo que sí le importa es ver a la gente libre de sus propios prejuicios. “Siempre es posible hacer un esfuerzo extra para alcanzar una meta ¿por qué no hacerlo para aceptar a los demás? O "Los hombres en el camino de la vida no tienen la obligación de convertirse en filósofos, políticos, sabios, pero sí tienen la obligación de ser justos y correctos” “ Haz de lo que tienes algo grande”, son sus pensamientos.
Eliana convierte sus experiencias en una voz, en altoparlante. “En la universidad, mi mejor amiga me dijo: para ser negra no eres tan bruta”. Y por aquella que sigue siendo su buena amiga y por todos quienes tienen ideas absurdas sembradas en la cabeza, llevó sus mensajes a la calle.
Utiliza para esta campaña solo recursos de su familia, igual que cuando participó en el certamen Miss Ecuador y en Miss Atlántico Internacional. Sus limitaciones económicas nunca han sido un impedimento para hacer de lo que tiene algo grande.