Burló los intentos asesinos. Ha superado las barreras del miedo y de la inseguridad a las que cada día nos enfrentamos casi todos. Vive para contarlo.
Con valentía, Eduardo Vite Benítez, periodista y educador esmeraldeño dio declaraciones después de recibir dos disparos, que por una reacción favorable que adoptó casi sin percibirlo, solo impactaron su brazo derecho. “La intención era matarme”, ha dicho.
¿Por qué? Todos preguntan. Todos esperan respuestas. El anuncio hecho por las autoridades de que se iniciaron las investigaciones para dar con los responsables del atentado, es desesperanzador porque, como siempre, éstas no dan resultados. Muchos crímenes quedan en la impunidad.
Pero, entendamos a quien se ha pretendido asesinar. Al periodista de iniciativas y proyectos de avanzada que ha tenido el valor de ponerlos en marcha a pesar de las limitantes económicas y coyunturales. Al comunicador que lucha por sus ideas e ideales comunes. Al profesional que se toma la libertad para hablar. Al crítico. Al educador que marca sus territorios laborales con transparencia y honestidad. A quien, por pura convicción mantiene un espacio en la televisión y elabora una revista para analizar temas de actualidad que generen reflexión en los ciudadanos. Se pretendió liquidar al ser humano que solo está cumpliendo con su misión como periodista y educador.
Por eso, más allá de especulaciones, acusaciones y prejuicios, lo que ocurrió con Eduardo Vite, el jueves 25 de junio a las 19h00 en las calles de Esmeraldas cuando conducía su motocicleta, es un hecho condenable desde todo punto de vista.
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